La selección femenina de Canadá ha sido protagonista de un controvertido escándalo en medio de su preparación para los Juegos Olímpicos de París 2024. Se ha confirmado que el equipo llevó a cabo prácticas de espionaje en sesiones de entrenamiento de sus rivales, como Nueva Zelanda, utilizando drones. Esto ha generado una ola de indignación y ha afectado seriamente su desempeño en el torneo, donde llegaron como defensoras del título.

Un informe detallado reveló que la Asociación Canadiense de Fútbol estuvo involucrada en un espionaje sistemático no solo durante el ciclo olímpico, sino durante varios años, afectando a ambas selecciones, masculina y femenina. Como resultado, la FIFA decidió penalizar al equipo femenino con la pérdida de seis puntos en la competencia, lo que resultó en que, finalmente, Estados Unidos se alzara con la medalla de oro en París.

Beverly Priestman, la entrenador principal, junto con dos miembros de su cuerpo técnico, fueron suspendidos durante un año por su papel en el escándalo, incluida la piloto del dron que participó en el espionaje. El cúmulo de acciones irregulares ha puesto en tela de juicio la integridad del equipo canadiense.

El escándalo ha escalado aún más cuando ‘The Globe and Mail’ publicó un reportaje que expone un "ambiente tóxico" dentro del equipo. Según la investigación, el ambiente no solo se caracterizaba por el espionaje, sino también por prácticas poco éticas en la preparación de los partidos. Se mencionan fiestas de asistencia obligatoria donde el consumo de alcohol era excesivo. Miembros del cuerpo técnico habrían obligado a los jugadores a participar en sesiones de beber antes de los encuentros, lo que generó un clima de desconexión y desmotivación.

Las fuentes indican que estas fiestas incluían un tono sexual explícito, con la mención de “juguetes sexuales” como parte de algunas dinámicas de los juegos organizados en esos eventos. Entre las revelaciones, hay dos videos que han capturado estos momentos controversiales, uno donde se ve a Priestman bailando antes de un partido crucial contra Corea del Sur, en junio de 2022, y otro donde los miembros del personal disfrutaban en un ambiente poco profesional, destacando la falta de seriedad en su preparación.

Ante la magnitud de las acusaciones, el portavoz de la Federación Canadiense, Paulo Senra, emitió un comunicado oficial afirmando que la organización ha implementado reformas importantes y que no debe ser juzgada por las acciones de individuos que ya no están asociados con el equipo. Sin embargo, la presión pública y la pérdida de reputación son obstáculos significativos que ahora enfrenta el fútbol femenino canadiense, que busca reconstruir su imagen y recuperar la confianza tanto de sus aficionados como de su comunidad.