El grupo chií Hezbolá ha lanzado serias acusaciones este martes en contra del Ejercito israelí, afirmando que estaría utilizando cohetes equipados con bombas de racimo en al menos tres localidades del sur de Líbano. Estas armas, consideradas ilegales a nivel internacional debido a su impacto devastador en la población civil, están en el centro de una nueva controversia en medio del reciente conflicto entre ambas partes.

Según un comunicado de Hezbolá, durante el día de ayer, entre las 12:30 y las 14:00 horas, el ejército israelí lanzó múltiples proyectiles en las áreas de Wadi al Hujayr, Jallet Raj, y en una zona boscoso al este de Alman.

Human Rights Watch (HRW) ha enfatizado el peligro de las bombas de racimo, alegando que estas armas no solo causan daños inmediatos, sino que también dejan restos sin detonar que pueden actuar como minas terrestres, representando una amenaza mortal para la población civil durante años tras el conflicto. Dicha organización ha instado a la comunidad internacional a tomar medidas más estrictas contra el uso de tales municiones.

Hezbolá ha calificado el uso de estas armas por parte de Israel como un "flagrante desprecio" por los acuerdos internacionales, alertando sobre los peligros que enfrentan los civiles en dicha región. Además, en el comunicado, el grupo ha hecho un llamado a las autoridades libanesas y a organizaciones humanitarias para que condenen este acto, subrayando sus efectos devastadores en la vida de las personas.

El uso de municiones de racimo no es el único tipo de armamento prohibido que ha sido objeto de controversia en este conflicto. En ocasiones anteriores, las autoridades libanesas han denunciado el uso de fósforo blanco por parte de Israel, conocido por causar quemaduras graves y prolongadas.

En medio de esta escalada de violencia, la comunidad internacional observa con creciente preocupación cómo se deteriora la situación humanitaria en Líbano y el sur de Israel. Organizaciones de derechos humanos subrayan la urgencia de tomar medidas efectivas para proteger a los civiles y garantizar el respeto de las normativas de guerra. La pregunta que queda en el aire es: ¿Hasta dónde llegarán ambas partes en este conflicto sin precedentes y cuál será el costo humano de su administración?

La situación sigue siendo tensa y es crucial seguir de cerca estos acontecimientos, ya que pueden tener repercusiones mucho más amplias en la región.