
15 años guiando científicos en la Antártida: ¡Los cruceros invaden nuestro campamento!
2025-03-21
Autor: Francisco
La 38ª campaña antártica española está llegando a su fin. Con la melancolía que siempre acompaña la despedida del verano, el tiempo en este remoto lugar se agota. Pronto, las bases en las zonas libres de hielo quedarán cubiertas de un manto blanco, y las aves migrarán hacia destinos más cálidos, mientras mamíferos como el elefante marino se retiran de las costas. Las instalaciones que España gestiona en la Antártida están al borde de cerrar sus puertas, selladas durante más de ocho meses. Mientras tanto, los técnicos y científicos que han vivido aventuras inolvidables volverán a casa.
Desde niño, tener la oportunidad de viajar a la Antártida se convirtió en una obsesión para mí. Esa obsesión se transformó en un sueño y, finalmente, en mi carrera profesional. Este es mi 15º año en la campaña, un viaje que comencé en 2008, y a excepción del año de la pandemia, he estado aquí cada temporada. A lo largo de estos años, he sido testigo de cambios significativos en un entorno que, a primera vista, parece inmóvil. Aunque 15 años pueden parecer pocos en términos geológicos o históricos, son suficientes para notar la diferencia en un momento tan crucial para nuestro planeta.
Soy parte del equipo técnico de montaña de la base Juan Carlos I, cuya misión es guiar a los investigadores hacia sus estudios en glaciares, costas y otros entornos relevantes para su investigación. Además, gestionamos el Campamento Internacional Byers, ubicado en la península Byers, la mayor zona libre de hielo del archipiélago de Shetland del Sur, considerada como Zona Antártica Especialmente Protegida (ZAEP).
Con un compañero, nos encargamos de la energía y el suministro de víveres, lo que no es tarea fácil en un lugar donde los vientos son constantes y todos los suministros deben ser transportados a pie después de haber llegado por barco. Pasamos unos meses del año ahí, en una vida austera sin agua corriente ni duchas, apoyando diversos proyectos científicos. Al finalizar la campaña, nos llevamos con nosotros todos los desechos generados, incluyendo los residuos humanos.
El Campamento Internacional Byers es la instalación más rudimentaria de las tres presentes en la campaña antártica española. Su nombre honra a James Byers, un empresario estadounidense que en 1820 trató de convencer al gobierno de EE. UU. para reclamar las islas Shetland del Sur, atraído por la posibilidad de caza de focas. Actualmente, este lugar alberga a 12 personas: 10 investigadores y 2 técnicos. Además de tiendas de campaña, cuenta con dos módulos en forma de iglú que funcionan como laboratorio y espacio común, enfrentándose constantemente a un clima hostil.
Como siempre que me voy, mi mente regresa a la primera vez que pisé la Antártida y a cómo el paisaje ha cambiado en estos años. El calentamiento global ha acentuado la fusión del hielo en el planeta, provocando cambios drásticos en ecosistemas vulnerables. Esto es particularmente evidente en el Ártico; sin embargo, la Antártida también muestra signos de este fenómeno. Pay atención: la desaparición del glaciar Huntress, que antes era de difícil acceso, ahora nos brinda la oportunidad de estudiar el paisaje que se revela con el retiro del hielo.
Este año, un grupo de seis investigadores de cuatro instituciones españolas diferentes ha iniciado el Proyecto Meridian, que busca entender cómo el cambio climático afecta la microbiota del suelo antártic. Los datos recopilados ayudarán a evaluar los efectos de este fenómeno en uno de los ecosistemas más frágiles del planeta. Además, las lagunas de agua dulce en la zona protegida han sido puntos clave de muestreo para el proyecto, proporcionando información vital sobre la relación entre microorganismos y el ciclo del carbono.
La magnitud de la logística en esta campaña es asombrosa. Participan un total de 28 proyectos científicos con cerca de 200 investigadores, apoyados por unas 160 personas que facilitan el trabajo en un ambiente extremo. Esto incluye mecánicos, cocineros, médicos y personal de navegación que permiten que cada detalle funcione sin problemas.
El despliegue de barcos de la flota española también ha sido notable este año. Por primera vez, todos se agruparon en aguas antárticas, creando una escena inolvidable con el BIO Hespérides, el Sarmiento de Gamboa y el Odón de Buen juntos. Estas embarcaciones no solo abastecen a las bases, sino que también son clave en la investigación. En un planeta cada vez más afectado por el cambio climático, las regiones polares se convierten en nuestros termómetros, y su salud es un reflejo del bienestar de la Tierra.
Uno de los cambios más evidentes que he observado en los últimos años es el aumento del turismo. A pesar de que nuestras áreas de trabajo están lejos de las rutas turísticas convencionales, la llegada constante de cruceros ha crecido exponencialmente. Desde 2017, el número de turistas en la Antártida se ha triplicado, superando los cien mil visitantes. Sin hoteles ni restaurantes, el turismo aquí plantea serios riesgos que aún no podemos cuantificar completamente, por lo que es esencial que se implemente regulación para mitigar su impacto.
Con cada nuevo grupo de turistas, las dinámicas cambian. Este año, los cruceros han llegado incluso a áreas donde trabajamos, facilitando la observación de grandes barcos en el mar de Bransfield, lo cual es una experiencia impresionante pero preocupante. La Antártida es, sin duda, un termómetro del estado del planeta, y nuestra responsabilidad es cuidar este entorno único.
Con el final de la temporada, el paisaje vuelve a cubrirse de blanco. Las aves se han retirado, y solo quedan algunos elefantes marinos en la playa. Estamos listos para dejar la isla. Empezamos a recoger nuestro campamento y esperamos al buque Hespérides para cerrar nuestro refugio y regresar al calor del hogar. Regresaremos en unos meses, listos para abrir los iglúes sellados durante el invierno y emprender otra temporada de trabajo en esta remota parte del mundo. La maquinaria de la Campaña Antártica Española se reactivará, y continuará la indagación en un futuro incierto.