El estigma de la obesidad: ¿Un problema social o una cuestión médica?
2024-11-25
Autor: María
La obesidad es un tema que, aunque ha ganado reconocimiento como enfermedad, sigue rodeado de estigmas y prejuicios. Un reciente estudio realizado por GAD3 para Novo Nordisk revela que la percepción social está cambiando; no obstante, persiste la creencia de que la obesidad se reduce a un problema de dieta y ejercicio.
El estudio, que encuestó a más de 3.000 personas en varias comunidades de España entre el 22 y el 30 de octubre de 2023, muestra que el 75% de los encuestados reconoce la obesidad como una enfermedad, pero aún así, muchos consideran que la mala alimentación y el sedentarismo son las causas principales. Este dato es alarmante, pues menos de la mitad reconoce el factor genético como un elemento relevante en el desarrollo de la obesidad.
La Dra. Mar Malagón, presidenta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), explicó que existe una presión social significativa sobre las mujeres, que tienden a cuidar su peso en función de su autoestima, mientras que los hombres se preocupan más por su salud cardiovascular.
Además, el informe apunta a que sólo el 13% de los encuestados estaría dispuesto a optar por tratamientos farmacológicos para la obesidad, mientras que un 65% optaría por hacer ejercicio y un 60% por seguir una dieta. Esta preferencia por métodos tradicionales refleja una falta de conocimiento sobre el tratamiento integral de la obesidad.
La Dra. Malagón añadió que muchos profesionales de la salud también perpetúan el estigma debido a una insuficiente formación sobre el tema. Subrayó que la composición corporal es fundamental para entender la obesidad, más allá del índice de masa corporal (IMC), que a menudo se utiliza de manera aislada.
Es crítico señalar que la obesidad se considera una enfermedad crónica y recurrente, lo que implica que requiere un seguimiento y tratamiento a largo plazo. La Dra. Malagón explica que, una vez instaurada, la obesidad modifica completamente el sistema de ingesta y gasto energético, haciendo que la recuperación del peso perdido sea una tarea difícil.
Los encuestados también mostraron preocupación por los problemas de salud asociados con la obesidad, como diabetes e hipertensión, siendo un 93% conscientes de su relación. Sin embargo, existe una notable falta de autoevaluación, ya que solo el 37% se ha medido el perímetro abdominal, un indicador crítico del riesgo cardiovascular.
Un hallazgo sorprendente del estudio es el desconocimiento sobre los riesgos cardiovasculares en mujeres durante la menopausia. Mientras que el 30% de las encuestadas asocian la menopausia con aumento de peso, solo un 5% considera que incrementa el riesgo cardiovascular. La Dra. Malagón enfatiza que el aumento de peso en la zona abdominal durante esta etapa de la vida puede multiplicar hasta por cuatro el riesgo cardiovascular.
En cuanto al impacto emocional de la obesidad, siete de cada diez personas afirmaron que su estado de ánimo está ligado a su peso, cifra que aumenta hasta el 84% entre mujeres jóvenes. Este vínculo provoca que muchas personas asocien la obesidad con una falta de fuerza de voluntad, perpetuando la culpa y la autocrítica.
Por último, el 80% de los encuestados han estado por encima de su peso ideal, pero muchos no buscan ayuda profesional. Esta barrera se relaciona con el estigma y la sensación de que la pérdida de peso es un desafío personal. La Dra. Malagón concluye que es crucial cambiar esta percepción para fomentar un acceso adecuado a tratamientos y apoyo especializado para aquellos que viven con obesidad.