No hay duda de que Rafael Nadal es un fenómeno en el tenis, especialmente en tierra batida, donde ha obtenido la asombrosa cifra de 14 títulos de Roland Garros. Sin embargo, su destreza no se limita a esa superficie. Nadal ha decidido hablar sobre su carrera en hierba y pista dura, desmontando así la etiqueta que muchos le han puesto de ser solo un "rey de la tierra".

En una fascinante entrevista con el exnúmero uno Andy Roddick en el podcast Served, Nadal destaca sus logros en Wimbledon y revela su satisfacción al hablar de su trayectoria lejos de la tierra batida. Roddick, conocido por ser uno de los grandes en la historia del tenis, destaca dos estadísticas que dan un contexto impresionante a la carrera de Nadal: empató el récord de Grand Slam de Pete Sampras y ha ganado ocho títulos fuera de tierra, un número superior al de leyendas como Boris Becker y Stefan Edberg.

"Antes de que nosotros tres (Nadal, Federer y Djokovic) llegáramos, el récord estaba en 14. Le empaté en un solo torneo, arruinando completamente el debate para los tenistas mortales", dice Roddick, quien ha sido testigo del impacto que Nadal ha tenido en el deporte. Las palabras de Roddick toman un nuevo significado cuando Nadal, con su costumbre de humildad, especifica cómo su entorno familiar lo impulsó desde joven. Su tío Toni, que también fue su entrenador, y su familia de deportistas lo han moldeado como competidor.

"Sempre he tenido la determinación de mejorar cada día. Mis entrenamientos no eran solo una rutina, era la búsqueda constante de la perfección", expone Nadal, recordando su explosión en 2005 y sus primeras victorias en torneos importantes. Ese año, además de su victoria crucial en la Copa Davis, se posicionó como el segundo del ranking mundial y comenzó a ser una amenaza en todas las superficies.

Mencionando su trayectoria en hierba, Nadal evoca su primera final en Wimbledon, recordando la emoción de jugar en 2006. "No necesité cinco años para empezar a jugar bien en hierba. Mientras que algunos tenistas pueden tardar en adaptarse, yo llegué a la final en mi primer intento", comenta, iluminado por la incredulidad de Roddick.

Nadal también reflexiona sobre los años difíciles que siguieron a su éxito en Wimbledon, cuando sus problemas de rodillas le impidieron rendir a su máximo nivel. "Mis rodillas simplemente no me dejaban jugar como quería. A pesar de que mi juego era perfecto para la hierba, mi cuerpo no me respondía", confiesa. Sin embargo, su perseverancia lo llevó a recuperarse, logrando alcanzar las semifinales en los años 2018, 2019 y 2022.

Lo que está claro es que Rafael Nadal no solo ha dejado una huella imborrable en la tierra batida, sino que su legado en todas las superficies, incluido Wimbledon, seguirá siendo ampliamente reconocido y valorado en la historia del tenis.